08 febrero, 2010

Punto de Vista Día 3 (bis) Balonazo en sus partes (special Guest Natxo Guinea)



Para los Simpsonómanos sobran explicaciones. Para los que no lo sepáis, lo que se pretende con esta referencia no es otra cosa que reivindicar la sencillez en el arte frente a la pedantería del cine de vanguardia. Y es que un servidor prefiere ver cómo le golpean a Hans Topo en sus partes nobles antes que ver los horas de paseítos de una señora mayor, en una película cuyo guión bien podría haberse escrito en una servilleta.

No recuerdo bien el título de la película en cuestión, y francamente, tampoco creo que nos aporte demasiado saberlo. El caso es que se trataba de hora y media de paseítos; el día a día (concretamente, del 27 al 29 de octubre) de una señora mayor en una isla sueca. La sinopsis de la cinta prometía cierta emoción. Nada; cero. Cuando la sinopsis de una película es más emocionante que la propia cinta, algo falla. Uno aguanta hasta el final con la intención de que pase algo...pero, en este caso, aguantar es en vano. Pedante, aburrida, pretenciosa, lenta, simple (que no sencilla), soporífera,...y podría seguir.

Desde principios del siglo XX, el arte, en todos sus aspectos y disciplinas, ha sufrido la aparición de una corriente que lo ha convertido en algo, digamos, bizarro: el arte de vanguardia. Pollock, Warhol, Kline, y muchos más, son los abanderados de esta indescibrable corriente. Pues bien, el cine (especialmente el norte de Europa) no ha sido una excepción a estos cambios. Nunca he sido amigo del cine "comercial", de las historias ñoñas y predecibles, de los rimbombantes efectos especiales...pero todo tiene un límite. Y es que esta corriente de cine vanguardista a uno le llega a irritar.

No conozco cuál es la intención de los directores; desconozco qué tratan de transmitir con películas como la de ayer. Por ello, puedes salir del cine con la impresión de ser "limitadete" y de no tener sensibilidad artística. Siendo un poco escéptico, sin embargo, te das cuenta de que el director (curioso es que este tipo de directores parece llevarse mal con el jabón) no es una autoridad intelectual y que el arte no es del todo relativo. Por mucho que el director te venda una idea de arte, no es ésta necesariamente cierta. No vale todo, amigo; no.

Si en Hollywood se fuerza hasta límites penosos el contar una historia entretenida de forma entretenida, con esta película parece que el director pretende contar una historia aburrida de la forma más aburrida posible. Si se elimina el entretenimiento, el mensaje queda al desnudo, la historia, el mundo interior de los personajes; lo más auténtico del cine. Sin embargo, que la película se centre en los aspectos nimios y cotidianos de la vida de la señora no convierte a la película en una obra maestra. Película bizarra y coñazo, gafapasta feliz.

Leí hace poco que son los lectores los que completan la creación de un libro, interpretando lo escrito por el autor; son fundamentales. El cine también necesita de los espectadores, y si existen películas, es porque existe demanda. Ayer la sala estaba llena de espectadores ávidos por paladear una obra de arte; el profundo y desnudo cine europeo. Pues bien, para mayor incredulidad del que escribe, los espectadores aplaudieron al final de la cinta. Quizá ellos, sensibles y con un ojo especial para el arte, les pareció magnífica (les pega ese calificativo). Lo único que ví yo es, que tras ver un merodeador, la mujer opta por romper su rutina poniéndose un bañador (que lo podía haber hecho antes, por cierto) para sus habituales chapuzones. Hora y media para contar eso. Y los otros aplauden. ¿Convicción personal o simple esnobismo?

El incomprendido Homer se sentiría como yo me sentí ayer. Pobres gañanes, insulsos y mediocres, insensibles a la belleza del cine alternativo. Si me dieran a elegir, lo tengo claro: ¡¡balonazo en sus partes!!




by Natxo Guinea

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