Seguramente muchos os habréis fijado. En muchas ciudades de España los tradicionales bares de menú están siendo traspasados a ciudadanos de la China Mandarina. Es la única manera de que sobrevivan los legendarios estándares de precio, calidad e higiene de estos entrañables antrillos. Además son una fuente inagotable de hilarantes confusiones idiomáticas en la carta, como esta del hispanocantonés que hay debajo de mi casa.
1 comentario:
Mítico.
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